
Al parecer mientras más tiempo transcurre, más extraña se vuelve la noche, o será que estamos envejeciendo y cada día perdemos un poco de ese ímpetu juvenil que nos demandaba arriesgarnos a transitar por calles oscuras, sin nada ni nadie a nuestro lado excepto la compañía de los tragos que habíamos ingerido la noche en cuestión, en fin, creo que es la segunda opción, esa del ímpetu (créanme que para dejar los comentarios en este Blog estoy con un diccionario en mano). Me detengo a cuestionarme algo que mencione en una entrada anterior, las noches en que deambulaba por la ciudad de Bulnes (especifico que es la ciudad, por que si no, creen que es por la calle Bulnes de Chillán o peor aun que es la de Concepción, esa donde las niñas de vida alegre sacan a pasear sus carteras y se detienen ante su vehiculo por $5000 el momento). ¿Qué pasó?, ahora definitivamente no es recomendable siquiera andar unas cuadras después de las 2 de la madrugada, (a menos que sea año nuevo o fiestas patrias por que ahí hasta los delincuentes te abrazan y comparten contigo), te encuentras con esas personas que con solo verlas te entran los deseos de correr en dirección opuesta y golpear en la primera puerta de la casa en que veas una luz encendida para pedir ayuda.
Ya no estamos seguros ni siquiera en los lugares que antes eran tan comunes para nosotros, más aun cuando muchas veces al quedarme dormido en la casa de mis familiares de Bulnes y para mi mala suerte el dormitorio de visitas se encuentra con la ventana colindante a la calle, calle por la que justamente transitan todos aquellos no tan educados jóvenes provenientes de la Búfalo, que con su simpatía sin igual golpean con agradable fuerza la venta haciéndote dar un salto y preguntarte donde esta la cama de mamá para ir a cobijarte en su regazo (eso es extremadamente edípico, pero cuando uno se asusta piensa en esa clase de idioteces, como si a nuestra edad nuestra madre fuera la más propicia para enfrentar un malandrín, ya me imagino a la mía con una UZI o una 9mm, tratando de que no le hagan daño a su beb

e, ya me lo imagine y no lo veo tan imposible aunque en ves de armas de fuego creo que mi madre los convencería invitándolos a enfiestarse junto a ella).
Pero para bien o para mal está en cada uno de nosotros, ver los riesgos que en la noche corremos, como la pobrecita de la Carla Ochoa que después de su incursión en la discoteque de la localidad, no vio un bache en el camino y casi no cuenta la segunda vuelta)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario